06 octubre 2008

JUGUEMOS PUES...

A estas alturas de la cagada global hasta un concejal es capaz de comprender que cuando el capital tiene beneficios, solo se beneficia el capital pero cuando el capital tiene perdidas perdemos todos. Podemos reconocer ese instante porque por todas partes se oye: hay que arrimar el hombro, hay que hacer un esfuerzo conjunto, estamos todos en el mismo barco, bla, bla...  

 

¡Y una mierda estamos todos en el mismo barco...! Aquí unos siempre han ido en crucero de lujo y otros a nado si no se han ahogado antes en la patera.

 

Como decía está claro que perdemos todos pero no de la misma manera: cuando el capital deja de percibir los porcentajes de incremento de sus beneficios habituales se retira de la mesa de juego y la morralla -usted buen hombre- pierde el puesto de trabajo que usa el capital a carajo sacao para sus maniobras de enriquecimiento sin freno. 


Los dilectos emprendedores, loados sostenes de la economía, por desgracia no tienen el don de la ubicuidad, no pueden dirigir y producir al mismo tiempo, por eso necesitan tu inestimable colaboración, la de un cómplice sin derecho a parte del botín: 


 -Anda salao, que te víapagá una mierda de sueldo y tu no me vas pedir participacion en los beneficios que voy a hacer a tu costa.  


Y todos contentos, porque es la costumbre y el hombre es un animal de idems.

Contratos blindados, inversiones en paraisos fiscales, patrimonios de espanto a nombre de familiares en tercer grado… bonito oficio el de plañidera porque tampoco pierden tanto después de todo. 


¿Alguien ha visto a alguno pidiendo en el metro.?


-Buenas tardes señoras y señores, perdonen que les moleste, soy un pobre empresario caido en desgracia. He dejado en la puta calle a quinientas familias y hete aquí que ahora no me llega para pagar el abono al hipódromo. Dios les bendiga.


Desde la honestidad, entonces, no se entiende el recochineo que viene a continuación: cuando enferman de codicia o corrupción purulenta y se declaran en crisis piden inyecciones de liquidez al estado para recuperar la salud y poder seguir jugando.

Veamos: piden socorro al estado como si los recursos de este -siendo el estado un ente abstracto- no perteneciesen a nadie y no mereciera la pena dirigirse a sus verdaderos propietarios, esto es: al pueblo español.

Cuando se dán estas circunstancias, el estado hace abstracción de los verdaderos dueños de los recursos, y en beneficio de “todos” los españoles obvia consultar a estos para inyectar capital al capital. La excusa es que si se viene abajo el tinglado que tienen montado ello nos perjudicará a todos; la realidad es que solo perjudica a quienes no quieren renunciar a imponernos su tinglado.

 

Cura, curita... sana el capital por fín y en poco tiempo sigue explotando los puestos de trabajo que tanto preocupan a los representantes del estado en las entrevistas televisivas. Quienes ven peligrar la poltrona a causa del paro deberían decir más bien: 


-Señores gracias a dios y a la rápidisima intervención del estado hemos salvado tantosmil puestos de explotación del hombre por el hombre. No teman, los ahorros del contribuyente están a salvo, listos para acudir en auxilio de quienes se los vuelvan a jugar a la bolsa.

Circulo vicioso cerrado: yo que soy un listo utilizo a unos idiotas para enriquecerme y cuando pierdo en la ruleta, uso los ahorros de los idiotas para pagar mis deudas y poder así continuar jugando a costa de los idiotas. Aunque pierda la banca siempre gana.

 

Creo que los españoles a partir de ahora deberíamos ver las cosas de otra manera menos inocente y borregil: la pasta que el estado “inyecta” a fondo perdido para mantener el "negocio" de explotación de estos señores, es de TODOS los españoles que son sus verdaderos propietarios y lo justo es que todos los españoles se beneficien de ello.

 

Por decirlo en plata, si el dinero del estado es mío y el capital me pide un préstamo, el uso establecido que ellos imponen manda que éste se me devuelva con unos intereses que por supuesto no tienen porque ser inferiores a los intereses con que castigan el capricho de meterse en una hipoteca.


Ni mucho menos, después de todo, prestarle dinero a unos chorizos es una operación de alto riesgo y eso hay que traducirlo en un incremento de los intereses a percibir.

 

Español, dentro de ti hay un fenicio… sácalo a negociar.


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