22 noviembre 2007

FERNANDO FERNÁN GÓMEZ.

Muerte natural de un anarquista.

Don Fernando, a parte de actor, escritor y miembro de la Real Academia de la Lengua Española, tenía una mala hostia proverbial.


Su velatorio me pillaba al lado de la oficina y me he pasado a despedirme de quién solo conocía por sus películas, casi doscientas. Había mucha gente sentada y de pié en el patio de butacas del Teatro Español, con el telón alzado parecían esperar a que diese comienzo su última función.

A mi me ha tocado butaca de gallinero.

Imaginandome la que hubiera podido montar en vida, me he reido para mis adentros al ver que una señora a mi
lado, por rendir su más sincero homenaje al finado, se hacía la católica señal de la cruz ante el feretro del terrible anarquista. Todo esto a ritmo de un tango que hacía de banda sonora en momentos de recogimiento interior.

Los restos mortales de Fernando Fernán Gómez serán incinerados.

En tiempos no tan lejanos, cómicos de la legua como éste que ahora se ha ido, tenían prohibido descansar en los cementerios "propiedad" de la iglesia, lo hacían tapias afuera; el simple ataúd de don Fernando, pues, se ha expuesto al público
como corresponde a la gente de la farandula, en el Teatro Español, e iba abrigado por una bandera rojinegra, que como todos los medios de comunicación se han apresurado a ignorar representa al anarcosindicalismo español que la popularizó, y por extensión a todo el movimiento anarquista que la adoptó. Y, mal que le pese a tanto "demócrata" de última hora, sigue representando a los que nos declaramos herederos de la idea de que un mundo sin intermediarios es posible.

Por ello, ha sido cosa portentosa ver a tanto facha de uno y otro bando, que naturalmente no podían perderse la foto, desfilando y rindiéndole honores a la bandera anarquista. Porque realmente era un imposible ejercicio disociar al muerto de la bandera que lo cubría.

También han tenido que besar y consolar a su compañera Enma Cohen, afiliada en su día a CNT, de luto y con bufanda roja.

Y no solo eso sino que a estas horas todos hablan maravillas de la calidad humana y artística de un ser que andaba aproximadamente por la antípodas de sus rastreros intereses ideológicos pequeño-burgueses.

En definitiva, ante un cadáver de 86 años que se declaraba anarquista, hipócritas de todas las categorías, han inclinado sin remedio el pescuezo reconociendo en público que el anarquismo es mucho más que una despreciable referencia al gamberrismo de la juventud okupa, anti-sistema o anti-fascista.

Vivir para ver, en otras circunstancias esas mismas loadas virtudes se hubiesen tornado en perfectas acusaciones para que al cómico lo hubiesen apresado, torturado, retenido, fusilado y enterrado en cualquier cuneta de España.

Que mala memoria lucen hoy algunos de los que andan haciendole panegíricos de cara a la galería, quien a buen árbol se arrima, pretendiendo que los méritos artísticos del muerto asfixien su afiliación a unas ideas en conflicto con sus mediocres intereses clasistas.





Don Fernando, lo de la bandera ha sido sin duda una buena jugada. Que la tierra te sea leve.

o O o

En el Hotel de enfrente, una caterva de adolescentes chillonas, y no tan jovencitas, esperaban la salida de sus idolos. Me he acercado a preguntar:

- ¿Disculpe, a quién están esperando.?
- A un grupo que se llama Rebeldes. Me ha respondido una "talludita" post-adolescente.

¿Rebeldes...?. Bueno, algo es algo, quizá no esté la cosa perdida
del todo, me he dicho...

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