
¿PARA QUIEN...?
A resultas de la afición que últimamente le han tomado los independentistas españoles (ja, ja, ja...) a quemar fotos del rey de las Españas, éste ha aprovechado el púlpito de la universidad de Oviedo -en un claro ejercicio de real soberbia- para ensalzarse a sí mismo y a la institución que le ha permitido, de la nada, convertirse en una de las primeras reales fortunas europeas -su yate también se llama "Fortuna". Sin olvidarnos de las ventajas que le proporciona ser un pilar fundamental de la democracia a la hora de satisfacer "bárbara" y extraconyugalmente a su católica bragueta -vox populi desde hace años- y para la caza de osos borrachos en la santa Rusia del malogrado Mitrofan.
Vamos, que si JuanCar I no defiende su monarquía, lamebotas aparte, no sé quien más podría hacerlo con tanta sinceridad.
Dice este pilar fundamental de la democracia que ha aportado estabilidad y progreso a España; como si los conceptos de monarquía y democracia no se dieran de patadas entre sí, como si el hecho de que los españoles nos hayamos sacudido de encima los cuarenta años de la dictadura que le entronizó a él, no fuesen ya motivo suficiente de mejora.
Lo natural cuando uno sale de la mierda, señor rey, es ir a mejor.


Me permito recordarle a este regio probador de trajes de camuflaje ocasional -en la foto luce uno a juego con la comunidad autónoma propiedad de su hijo donde defendió su puesto de trabajo- que el progreso y los cambios sociales se deben al mundo del trabajo y no al de la pasarela.
Tal discurso ha merecido -por supuesto- entregados elógios mediáticos de burgueses "socialistas" y "populares", todos ellos estómagos agradecidisimos y lameculos sin fronteras de reconocido prestigio público en España.
Todavía está por ver si la chapuza del 23F no fué un autogolpe para bendecir de cara al pueblo ignorante una imposición fascista cuando lo que -por lógica- procedía era restablecer la interrumpida republica que su generalísimo mentor traicionó y manchó de sangre.
República tricolor que de reimplantarse en nuestros días, en absoluto acabaría con los dueños del cotarro. Para gustos los colores y lo que en España y en el mundo gobierna son camaleones avariciosos.
Salud y Anarquía.
Vamos, que si JuanCar I no defiende su monarquía, lamebotas aparte, no sé quien más podría hacerlo con tanta sinceridad.
Dice este pilar fundamental de la democracia que ha aportado estabilidad y progreso a España; como si los conceptos de monarquía y democracia no se dieran de patadas entre sí, como si el hecho de que los españoles nos hayamos sacudido de encima los cuarenta años de la dictadura que le entronizó a él, no fuesen ya motivo suficiente de mejora.
Lo natural cuando uno sale de la mierda, señor rey, es ir a mejor.


Me permito recordarle a este regio probador de trajes de camuflaje ocasional -en la foto luce uno a juego con la comunidad autónoma propiedad de su hijo donde defendió su puesto de trabajo- que el progreso y los cambios sociales se deben al mundo del trabajo y no al de la pasarela.
Tal discurso ha merecido -por supuesto- entregados elógios mediáticos de burgueses "socialistas" y "populares", todos ellos estómagos agradecidisimos y lameculos sin fronteras de reconocido prestigio público en España.
Todavía está por ver si la chapuza del 23F no fué un autogolpe para bendecir de cara al pueblo ignorante una imposición fascista cuando lo que -por lógica- procedía era restablecer la interrumpida republica que su generalísimo mentor traicionó y manchó de sangre.
República tricolor que de reimplantarse en nuestros días, en absoluto acabaría con los dueños del cotarro. Para gustos los colores y lo que en España y en el mundo gobierna son camaleones avariciosos.
Salud y Anarquía.
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