23 diciembre 2006

PERRO MUNDO.

¡Ay chihuahua...!

El fascismo no es una ideología, es una actitud que pone de manifiesto una manipulación o dominación efectiva de unos individuos sobre otros vulnerando los derechos de estos últimos. Y todo para conseguir un dudoso beneficio.

Así, tomando como referencia las hazañas de dictadores como: Hitler, Mussolini, Stalin, Mao, Franco, Castro, Pinochet, Videla, Stroessner, Bordaberry, Sadam, Bush, Kim Jong Il y tantos otros que ha sufrido y sufre la Humanidad… y con independencia de la ideología a que se hayan acogido para justificar sus crímenes, podemos decir tranquilamente que eran y son enfermos mentales y que lo que habitualmente se conceptua o enjuicia erroneamente usando referentes históricos o políticos podemos hacerlo con más precisión usando unicamente términos psiquiatricos.

El impulso o el ejercicio de la dominación es más viejo que el mear y más que el latín de donde procede el término: dóminus, señor, amo. Y dominus a su vez de domus, casa.


La palabra domar que también se circunscribe a este ámbito de lo doméstico
-domar sería algo así como "hacer de casa"- es la clave que necesitamos para entender que el instinto de dominación viene determinado por la necesidad de previsión ante lo desconocido y por la desconfianza ante lo que se considera peligroso para la propia integridad... en definitiva por el miedo y la ansiedad que tales circunstancias provocan.

La dominación forma parte del conjunto de reflejos que se despliegan cuando se nos desata el instinto de supervivencia, que aunque éste se suele ver como un conjunto de actitudes defensivas, yo aseguraría que dada nuestra naturaleza predadora, la mayor parte de las veces estas adquieren tintes netamente ofensivos. No en vano tenemos a gala reconocer que la mejor defensa es un buen ataque.

El ser humano, el mono y la mona desnudos de Desmond Morris, necesitan “domar” su entorno, necesitan medirlo y poseerlo para así -haciendole perder su hostilidad- convertirlo en algo familiar susceptible de ser cuidado pero no temido. En eso está basada nuestra seguridad y la de nuestro entorno e intereses... inconfesables.

El humano previsor doma su entorno, doma plantas, doma animales y en el paroxismo de su pánico también doma a sus semejantes para anularlos como un peligro potencial que pueda desestabilizar su bienestar y sensación de seguridad. A eso lo podemos llamar tambien esclavizar.

Pues sí, aparte de grandes depredadores también somos unos grandes domadores que han rizado el rizo… no contentos con sojuzgar a las demás especies nuestra paranoia por la seguridad nos lleva a domar a los de nuestra propia especie en un eterno tira y afloja. Yo te ataco para defenderme y tú te defiendes atacandome.

Así nos encontramos con que el cuidado y la preocupación por otras especies supera el respeto y solidaridad que nos debemos a nosotros mismos como Humanidad. Salvamos a Willy, a Flipper, a Rin tin tin… joder, el puto chihuahua temblón de la señora burguesa vive mejor que nuestros niños mineros, que nuestros niños soldados, que nuestros pobres, que nuestros muertos de hambre, que nuestros presos, que nuestros perseguidos, que nuestras maltratadas.

Y sin embargo no nos diferenciamos mucho del diminuto chihuahua, compartimos el tembleque, el miedo.

A ver si nos lo sacudimos de una vez y dejamos de ser tan perros, porque otro mundo si que es posible lejos de tanta mierda de desconfianza.

¡¡Feliz Solsticio de Invierno hermanos.!!

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