Todos, en mi entorno laboral, de una manera u otra se hacen lenguas con lo de Marbella, en los desayunos en las comidas y en las cenas. Que si mira tú con lo de las bolsas de basura llenas de billetes y que si hay que joderse con lo del zoológico y los palacetes.
Vamos... que pareciera que la cosa es un acto único, sorprendente y aislado del que todo el mundo anda escandalizado, mayormente porque resulta que algunos de los implicados en el negocio eran también conocidos por haber salido previamente en la prensa rosa -esa peste multimierda- que el aparato estatal nos vende en lugar de cultura.
Que nó... le digo yo a mi entorno cercano, que en el fondo lo de Marbella es una lección magistral para espíritus libres, para hombres y mujeres habituados a no quedarse en el puto cotilleo, -Gran Hermano especial Marbella- para los que intuyen en las tripas que en definitiva Marbella es una oportunidad única para establecer -esta vez de verdad- la democrácia pero directa, esta vez sin intermediarios.
Me explico :
a. En primer lugar y como cosa más que evidente podemos certificar, a estas alturas del affaire, que un pueblo, una ciudad e incluso un país no necesita políticos para funcionar ya que las cosas -como se vé- funcionan solas o con una mínima comisión gestora para cuestiones puntuales y que por supuesto no se vá a llevar ni por asomo lo que se han llevado -legal e ilegalemente- esta mafia de ladrones.
El vacío de poder de que disfruta Marbella en la actualidad es altamente beneficioso para sus vecinos, tanto que no interesa cuantificarlo porque con lo que hasta ahora se ha ahorrado el pueblo marbellí en sueldos de corruptos y pérdidas por corrupciones de todo tipo les dá para alicatar de mármol hasta las farolas.
b. Marbella nos enseña hasta que punto este sistema pseudo-democrático corrompe como corrompen tarde o temprano todos los sistemas basados en la desigualdad que provoca la jerárquia. Hasta el más cateto de entre los 4o y pico millones de españoles, convenientemente promocionado, sería capaz de atentar de alguna manera contra el erario público -erario público es eso que alguien dijo recientemente que no era de nadie... tócate los cojones-.
La única condición necesaria para perpetrar latrocinio contra los "anónimos" bienes comunes, como ya se habrá adivinado es una bendición oficial que te reconozca como cargo público y un sistema vertical basado en la desigualdad, en la pantomima de unas libertades ficticias y en la nula solidaridad -fraternidad- y donde el único conato de participación ciudadana ful se produzca cada 4 años para otorgar barra libre a una panda de ricos propietarios ávidos de aumentar sus beneficios y parcelas de poder. (No en vano invierten en las campañas electorales de sus empleados.)
Para ser correvéydile de un empresario, no importa en absoluto que seas un zote o un tarugo honoris causa ni que tus méritos se reduzcan lamentablemente a una primaria capacidad para la conjura, conspiración y trepa dentro de un club con tapadera ideológica -vulgo un partido político-, porque tales inclinaciones degenerativas -latentes en el género humano y más desarrolladas en el homo politicus- se verán potenciadas sin hacer esfuerzo alguno por la impunidad que lleva aparejada el cargo.
Curiosamente a todos estos deshechos de perfección les dá por lo mismo: que si fincas enormes, que si cochazos de lujo, que si pelucos rolex, que si cabezas de animales en la pared... a ninguno de ellos les han pillado pagandose clases nocturnas para desasnarse y adquirir sabiduría, ética y nobleza propias de seres humanos.
No te jode... y luego hay que aguantar a unos y otros cuando juran que están al servicio de su pueblo.
Erich Fromm diría que tienen vidas enajenadas a mi me dá que son una panda de hienas...
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