MONSEÑOR...?
Pensar que la iglesia católica ha dejado de ser alguna vez un instrumento de control social, al igual que las demás religiones, es un equívoco que periódicamente sus jerarquías desmienten desde los púlpitos o a caballo del dogma con el fascismo desenvainado.
En estos días por tierras españolas el arzobispo de Granada, Javier Martínez, llama a la desobediencia y a la objeción de conciencia en contra de una nueva asignatura obligatoria y evaluable que desde el gobierno socialista se pretende introducir a partir del próximo curso en las escuelas del estado: LA EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA.
La implantación de tal asignatura se debe a una recomendación europea para reforzar la formación ciudadana de los jóvenes, esos mismos jóvenes que apalizan a sus educadores y de los que no se ha hecho la estadística pertinente de si asisten o nó a clases de religión católica.
Monseñor piensa que imponer tal asignatura vulnera la libertad de los padres a la hora de elegir el adoctrinamiento católico bajo el que quieren que crezcan sus hijos, en definitiva que está feo que en España, reserva espiritual de Occidente, se adhiera a modas políticas europeas que incitan a la separación real y efectiva iglesia-estado.
Supongo que como la santa madre no tiene remedio contra el laicismo prefiere prevenir. Los ateos-católicos, en ese sentido, estamos de suerte, a la viceversa tenemos una vacuna que preserva contra el riego de contraer un catolicismo galopante: la apostasía.
Así, y siempre siguiendo la lista tradicional de fobias católicas, -viva el amor al prójimo- el hecho de enseñar en la escuela que los homosexuales tienen derechos equiparables a los del resto de contribuyentes, es, según monseñor, digno de incitación a la rebelión... vaya por dios.
Investigando por la red leo con admiración que monseñor Martínez probablemente sea apartado de sus tareas en Granada y promocionado como responsable de la biblioteca del Vaticano... no, su ascenso nó está causado por su inflexible defensa de la fé, sino a causa de la querella POR CINCO PRESUNTOS DELITOS de coacciones, acoso moral, lesiones psíquicas, calumnias e injurias, que le ha interpuesto un sacerdote, canónigo de la catedral de Granada.
Monseñor no debería frecuentar gente de mal vivir, peligra su honra y buen nombre.
La lista de méritos se amplía de tal manera para este león del catolicismo que parece querer decir: fuera de mí no hay salvación posible.
En base a las orejeras que convenientemente pone la religión a sus fieles y al sentimiento de superioridad que les dá el saberse "salvados" por el hecho de pertenecer a un club exclusivo, algunos todavía no quieren enterarse de que el disfrute de sus derechos no excluye a los demás en el difrute de los suyos.
Pero claro... si no existen las diferencias como van a poder disfrutar de sus privilegios.
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