Campeones, oé, oé

No hace mucho amiguitos... ¿se acuerda alguien de cuando don Mariano Rajoy -lider de la derecha rancia española- conminaba a los españoles a sacar -a lo tonto- los simbolos patrios a la calle para sentirse orgullosos de ser españoles.?

Maldito el caso que le hicieron, que salvo cuatro borregos que siempre hacen lo que les dicen, casi nadie se manifestó en ese improvisado día del orgullo patrio.

Bueno pues al final -y lejos de aquellas fechas en que don Mariano intentaba jodernos la marrana con lo de que se rompe España- gracias al fútbol, España entera se ha puesto de acuerdo sin pedirle opinión a Don Mariano y ha salido a la calle con todo el aparato de sentirse orgulloso de ser español, a saber: cánticos de Perogrullo de somos españoles, somos españoles, campeones, campeones, oé, oé, banderas españolas, banderitas españolitas y banderolas españolas y confraternización a tutiplén con desconocidos en la que he participado a bocinazos para crear ambiente.

Bueno también he de decir que hinché un poco por la selección española... porque viste de rojo y negro; que bueno... son los colores de Fernando Fernán Gómez, un tipo del mundo del espectáculo que me caía bien.

Nada que ver con la estúpida convocatoria fuera de onda de don Mariano el de los innúmeros primos, no, esta vez si que había una buena excusa: España ganaba partidos y por fín acabó campeona futbolera de Europa y eso excita y saca a la calle a un pueblo español que no levantaba cabeza desde lo de Indurain.

Los vendedores de banderas han hecho su agosto, los grandes almacenes las regalaban, había banderas nacionales en coches, motos, balcones, la hostia... nadie lo hubiese creido de un país vapuleado durante cuarenta años a golpe de banderazo rojigualda en campos de concentración y celdas de castigo.

Creo que esto es lo que quería ver don Mariano asociandolo equivocadamente -naturalmente- a la España donde iba a crecer la niña que tenía en la cabeza (la del exorcista)... pero por desgracia para don Mariano, el fútbol tiene más poder de convocatoria que su necia obcecación en querer hacernos ver lo blanco negro encabronando al personal.

Modestamente creo que España no necesita a don Mariano Rajoy ni para hacer ondear banderas ni para sentirse española. Porque a ver... que cojones vamos a sentirnos los que hemos nacido aquí: ¿albano-kosovares, austro-hungaros...? Otra cuestión es que don Mariano quisiera utilizar los trapos de colorines para eludir la evidencia de que no todo el mundo tiene porqué compartir su estúpida y rancia visión de las Españas.

Señor Rajoy, además de que no me fío un pelo de los que tienen una niña en la cabeza, una bandera solo es un trapo de colores que sirve para identificar a un equipo, a un bando, a una comunidad, a un país o a un grupo de gilipollas con intereses comunes, que de todo hay.

El grupo solo necesita ponerse de acuerdo en el color con que se ha de teñir el trapo y a partir de ese solemne instante toda la parroquia se reconocerá en el trapo según la barbaridad a festejar: fiestas patronales, campeonato de bolos, guerra contra el país de al lado, etc...

Todo el mundo tiene su propio trapo identificatorio, cada país posee uno, cada región tiene el suyo, las multinacionales los hacen ondear delante de sus sedes, los comunistas aman a su trapo rojo, incluso los anarquistas que abominamos de las banderas nos paseamos con nuestro trapo negro, hasta el Vaticano tiene su propio trapo amarillo... podríamos decir que a los seres humanos, según la ocasión, nos gusta agitar trapos por encima de la cabeza o envolvernos en ellos y no por causa de las inclemencias meteorológicas.

Y es que si la cosa tiene afán jaranero, inocente, lúdico e inócuo, no es malo hacer ondear trapos, calzoncillos o bragas al viento, sobre todo cuando everybody acepta ese trapo como "su" trapo... otra cosa es torturar a la gente bajo la omnipresencia de un trapo. Porque algunos hijos de su madre creen que con ello van a conseguir adhesiones traperas sinceras.

Al igual que el perro de Pavlov, los seres humanos somos muy dados a hacer tontas asociaciones de ideas, y si nos tocan la campanilla cuando nos apalean es lógico que después vomitemos al escucharla fuera de contexto o nos entren ganas de matar al campanillero de madrugada.

Si a eso le añadimos que muchos imbéciles peligrosos para la Humanidad, le otorgan a su trapo una serie de cualidades divinas que ningún trapo -por razones evidentes- puede poseer "per se", tenemos todos los ingredientes necesarios para mandar a tomar por el culo a cualquier don Mariano acompañado de sus gilipolleces para engañar idiotas.

Eso utilizando el seso porque lo habitual es la práctica del fetichismo trapero o trapolatría, que consiste en "respetar" o creer en la posibilidad de que el trapo pueda poseer alguna cualidad mágica que no sea la calidad de su urdimbre o su poder de absorvencia hidrófila.

Vease sinó el supuesto trapo perteneciente supuestamente a un supuesto santo musulman que agitaba un talibán zumbado para incitar a la matanza; o el supuesto trapo con que supuestamente envolvieron al supuesto Cristo y que sin dejar de ser un trapo viejo han ascendido a la categoría de santo sinode y lo exponen a la adoración de los trapólatras.

Los trapos, a parte de ser tontamente venerados, también pueden ser objeto de odio, llegando incluso a ser quemados en la plaza pública, como si durante ese tonto acto de vudú se pudiese transferir el daño desde símbolo a los asociados al símbolo... joder, es tan estúpido e infantil como lo de procesar a alguien por quemar una foto del rey que no es el rey.

Surrealismo puro: ceci n´est pas une pipe.

Amiguitos, un trapo es un trapo lo mires por donde lo mires y aunque lo haya sudado el mismismo papa seguirá siendo un trapo sudado; así que puedo concluir que lo que realmente hace patria no es el trapo sino el circo que se monta alrededor, el espectáculo donde podemos hacer ondear nuestros trapos mientras gritamos en trance haciendo terapia de grupo arropados por la tribu.

La gente es sociable, le gusta socializar, ama divertirse en grupo, ser felices en grupo, hacer el amor en grupo, sentirse seguros arropados por su grupo... ¿que mas quieren algunos gilipollas sino es manipular al grupo a través de sus trapos...? si el deporte mayoritario en España fuese el parchís, ¿de que color serían los trapos que la gente haría ondear.?