Para olvidarme del asco que me viene provocando últimamente la derecha patria y sus patéticas alharacas para que nos olvidemos de sus mentiras, me dedicaré a reflexionar sobre una noticia que resumo de memoria así:
En un centro de acogida de Vizcaya, España, ha explotado una revuelta de menores marroquíes, quienes al grito de:
- ¡La comida es una porquería, queremos comida halal..!
han agredido seriamente a sus educadores y destrozado las instalaciones que les acojen.
En aras de la justicia y la equidad, y desde una sensibilidad anarquista, la mía por supuesto, cualquier evento a considerar debo reducirlo a su mínima expresión despojandolo de cualquier adorno que obstaculice mi percepción de la realidad. Así podré traducir el texto anterior de la siguiente manera:
Unos seres humanos en precario, alimentados y acogidos por humanidad en mi comunidad, no solo se muestran desagradecidos sino que maltratan a sus benefactores y destrozan los bienes de la comunidad.
Hablando mal y pronto:
-Solo un loco o un cabronazo muerde la mano, que aparte de alimentarle, le dá un techo y una pequeña paga.
Pero como ya hemos descubierto, en el texto figura la palabra "halal" –de claras connotaciones religiosas- que en la actualidad, y en base a una tolerancia mal entendida y dependiente del petróleo a todos los efectos, puede dar al traste con lo que sería ese análisis sencillo, cursivo y evidente de más arriba.
De igual manera, la “nobleza y legalidad” que se les supone a las creencias religiosas, a todas, permite que en las mismas circunstancias “halal” otro ignorante ser humano agreda a un médico, que ejerciendo su labor, explora a su compañera sentimental, que se mutile sexualmente a las niñas, que se lapiden adúlteras, que se ahorquen homosexuales, etc…
A la hora de plantearme, que hacer en mi comunidad con estos invitados por la necesidad, conviene que vuelva a reducir los términos a sus valores mínimos:
-Si son locos por enfermedad, necesitarán, inexcusablemente, asistencia médica especializada y si lo son por causa de su condicionamiento religioso, igualmente, necesitarán una terapia de desprogramación.
Si en el segundo supuesto y por desgracia, mis invitados son seres que abominan de su humanidad comportandose como animales, entonces, habrá que tratarlos con la distancia que ellos han interpuesto con sus hermanos. Y no tendrán cabida en la comunidad.
Nacemos desnudos, los adornos nos los ponemos despues y hay que ser verdaderamente ignorante e idiota para confundir los "adornos" con la verdadera naturaleza propia y de las cosas.
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