23 marzo 2007

Ser o no ser... idiota.

¿Tolerancia o sentido común.?

Para olvidarme del asco que me viene provocando últimamente la derecha patria y sus patéticas alharacas para que nos olvidemos de sus mentiras, me dedicaré a reflexionar sobre una noticia que resumo de memoria así:

En un centro de acogida de Vizcaya, España, ha explotado una revuelta de menores marroquíes, quienes al grito de:

- ¡La comida es una porquería, queremos comida halal..!

han agredido seriamente a sus educadores y destrozado las instalaciones que les acojen.

En aras de la justicia y la equidad, y desde una sensibilidad anarquista, la mía por supuesto, cualquier evento a considerar debo reducirlo a su mínima expresión despojandolo de cualquier adorno que obstaculice mi percepción de la realidad. Así podré traducir el texto anterior de la siguiente manera:

Unos seres humanos en precario, alimentados y acogidos por humanidad en mi comunidad, no solo se muestran desagradecidos sino que maltratan a sus benefactores y destrozan los bienes de la comunidad.

Hablando mal y pronto:

-Solo un loco o un cabronazo muerde la mano, que aparte de alimentarle, le dá un techo y una pequeña paga.

Pero como ya hemos descubierto, en el texto figura la palabra "halal" –de claras connotaciones religiosas- que en la actualidad, y en base a una tolerancia mal entendida y dependiente del petróleo a todos los efectos, puede dar al traste con lo que sería ese análisis sencillo, cursivo y evidente de más arriba.

De igual manera, la “nobleza y legalidad” que se les supone a las creencias religiosas, a todas, permite que en las mismas circunstancias “halal” otro ignorante ser humano agreda a un médico, que ejerciendo su labor, explora a su compañera sentimental, que se mutile sexualmente a las niñas, que se lapiden adúlteras, que se ahorquen homosexuales, etc…

A la hora de plantearme, que hacer en mi comunidad con estos invitados por la necesidad, conviene que vuelva a reducir los términos a sus valores mínimos:

-Si son locos por enfermedad, necesitarán, inexcusablemente, asistencia médica especializada y si lo son por causa de su condicionamiento religioso, igualmente, necesitarán una terapia de desprogramación.

Si en el segundo supuesto y por desgracia, mis invitados son seres que abominan de su humanidad comportandose como animales, entonces, habrá que tratarlos con la distancia que ellos han interpuesto con sus hermanos. Y no tendrán cabida en la comunidad.

Nacemos desnudos, los adornos nos los ponemos despues y hay que ser verdaderamente ignorante e idiota para confundir los "adornos" con la verdadera naturaleza propia y de las cosas.

Otro dia, con mas ganas, haré un análisis de lo que significa para las arcas de una ciudad "santa" el proponerla como lugar de peregrinación obligado. Los "sometidos" pueden estar tranquilos que empezaré por la ciudad dedicada a Santiago matamoros. (Elimina los intereses económicos y a hacer puñetas la religión.)



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