05 enero 2008

ECONOMÍA LIBERTARIA

¡Hmmmmm...
un tema pendiente.!

Como todo el que se haya preocupado por informarse sabe, fué en la España del 36/39 donde verdaderamente se puso a prueba la viabilidad de la hasta entonces "utopía" anarquista.

Los municipios se "gobernaron" sin autoridades, se abolió el dinero, la industria se autogestionó sin patronos, se recogieron las cosechas, los frentes de combate se abastecieron con la producción de las colectividades... incluso la cosa dió para exportar naranjas al extranjero.

Cuando todo aquello funcionaba la propaganda stalinista lo llamaba "experimentos".



A eso no se le puede seguir llamando experimento ni utopía sin que el sentido común nos dé un puntapié en el trasero.

Si en algo, pués, estuvieron de acuerdo stalinistas y fascistas era en que ese estado de cosas no debía prosperar bajo ningún concepto ni un minuto más. Los comunistas porque perdían la exclusiva de los beneficios que renta a las élites liderar al pueblo y los fascistas porque las élites no pueden obtener beneficios sin machacar al pueblo.

Franco le debe mucho al marxismo. Incluso hoy en día sus herederos lo utilizan para darse un nuevo barniz de "demócratas de toda la vida".

Veanse mercenarios revisionistas como el ex GRAPO Pio Moa y el vipe
rino Jiménez Losantos y aunque no por ex-rogelio también el pastor protestante Cesar Vidal.

¿Que nos ha quedado de toda aqu
ella experiencia a parte de buenos recuerdos...?

Para responderse con sinceridad -y contando conque el nivel de necesidad actual no es el
mismo que en el 36- hay que hacer recuento dentro de las filas del movimiento libertario de unas fuerzas bastante mermadas y del uso que se hace de ellas en pro de la Idea.

Desde luego, hemos descuidado en demasía lo que decía Bakunin:

"Unámonos en empresas colectivas para hacer nuestra existencia más llevadera; formemos por doquier y cuando sea posible cooperativas de consumo, de crédito y de producción, que aunque no podrán liberarnos totalmente de nuestra esclavitud económica actual, acostumbrarán a los obreros a las prácticas de economía como gérmenes valiosos para la organización del futuro que deseamos".

Rebosamos de teoría, pero en la práctica poco caso les hemos hecho a nuestros teóricos; salvo contadas excepciones carecemos de entrenamiento en la "gimnasia revolucionaria" de la economía libertaria.

Siendo los sindicatos los gimna
sios más adecuados para desarrollar el músculo de la independencia económica, gastamos todo el resuello en la defensa de nuestros derechos laborales sin contemplar el ataque para alcanzarlos completamente; o lo que viene a ser lo mismo sin ánimo de negar la necesidad que tiene el trabajador de dicha organización: el sindicato solo nos protege de la explotación ajena cuando también debería ayudarnos a crear "empresas" libres de explotación.

Me parece que ya oigo a quienes prefiriendo el status quo que representa para el avance de la Idea el trabajo por cuenta ajena, abominan de la acción directa y de el riesgo que supone convertirse en su propio jefe administrando sus propios asuntos.

Nuestros abuelos anarquistas tampoco tenían ni idea de lo que les iba a suponer poner en práctica un ideal; les costó sudor y sangre y seguro que se equivocaron las veces que hizo falta. Pero funcionó, nadie es perfe
cto...

No podemos esperar unas condiciones como las que se dieron en 1936 para empezar a trabajar. Sobrevivir es adaptarse y lo que hay es lo que hay y dejar de utilizarlo es negarse la supervivencia.


Nosotros, que nos consideramos herederos espirituales de aquellos colectivizadores y colectivistas, tenemos mejores herramientas que ellos, tenemos mas necesidades cubiertas de las que ellos tuvieron; pero sobre todo porque contamos con su experiencia y la certeza de que la economía anarquista funciona, tenemos menos excusas si no lo intentamos.


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