29 diciembre 2007

ORA PRO VOBIS


Dice Monseñor Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife, España:

Pero, ¿por qué el abusador de menores es enfermo?

Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan.

¡Olé sus santos cojones.!

¿Cuantos descuidos habrá sufrido en propia carne este individuo, ministro de dios y pastor de ovejas descarriadas, para llegar a esa cima de la concreción filosófica a la que ha llegado sin apenas esfuerzo.?

Señores, se acaban de confirmar los temores del informe PISA, todo indica que si los adolescentes españoles andan provocando sexualmente a los curas ello es consecuencia directa de su analfabetismo funcional: cuando leen sucias declaraciones como las de monseñor evidentemente ni se dan por enterados de lo que leen ni de lo que tales palabras significan.

Y es que joder, solo la ignoracia puede proporcionar el suficiente mal gusto para andar provocando a un so-cerdote.

Por otra parte, la indirecta y
previsible defensa que monseñor hace del abusador de menores es ante todo de lógica habida cuenta de la cantidad de lúbricos depravados que el Vaticano y sus sucursales albergan a lo largo y ancho del planeta.

Pobre rebaño, son tan ajenos a su propia estupidez que se pueden permitir echar pestes de la poca fé de santo Tomás mientras ellos niegan evidencias y mienten como descosidos para salvaguardar su tinglado.


¿Como se puede ser tan imbécil y seguir vivo...? Tiene que haber de todo en la viña del señor alcalde.

Enfin, en justa reciprocidad si los menores incitan al abuso, este obispo incita a darle de hostias.


1 comentario:

Anónimo dijo...

ESTO ES PURA TERGIVERSACIÓN...

Lo que el Sr. Obispo de Tenerife quiere decir es que hay casos en que los propios menores provocan a los adultos, que no es la generalidad de los casos; nunca justifica sino lo denuncia, en conformidad con la Iglesia que sólo concibe la sexualidad dentro del matrimonio libre, consciente, responsable, adulto y bendecido por Dios. Esos casos denunciados por el Sr. Obispo son excepciones, pero pasan, y eso lo sabe todo el mundo. Hay jovencitas, menores de edad, que provocan a hombres adultos buscando sexo para satisfacer su curiosidad sexual o simplemente para obtener favores. Hay jovencitos menores de edad que van a las discotecas, bares, a ofrecerse a mujeres asentadas económicamente para lo mismo. ¿Y qué decir de los alumnos de institutos que andan provocando a sus profesores, profesoras, comañeros y compañeras buscando tener relaciones con ellos? Además, ¿la ley española no establece en 13 años la edad mínima para el consentimiento sexual?, pues si lo hace es porque de hecho se producen esos casos. A esta edad se refirió el Obispo, que desde los 13 años ya los hay que andan buscando sexo.

¿Quién sabe más de la realidad de la sexualidad juvenil que un sacerdote que lleva 31 años ejerciendo como es el Sr. Obispo? Ningún psicólogo del mundo ha oído jamás lo que millares de jovencitos y jovencitas le han dicho al Obispo en confesión, en sus confesiones de primera comunión y sucesivas. ¿Qué no sabrá el Obispo de los pecados, acciones y pensamientos más secretos de esos jóvenes? ¿Así que quién le va a dar a él lecciones sobre la realidad vivencial de estos jóvenes en cuanto a la sexualidad si ellos mismos se la han confesado por miles?. ¿Acaso no tiene el Sr. Obispo autoridad para decir lo que dice si lo ha oído personalmente de sus propios penitentes, de los propios actores?

La Iglesia considera aberrantes, condenables e injustificables, no sólo todos estos casos, sino muy especialmente los abusos con niños aún menores, inocentes, que son manipulados, engañados, utilizados por personas sin escrúpulos. La pederastia es un delito repugnante y repetidamente condenado por la Iglesia. Sin embargo, las leyes civiles y penales se quedan muy cortas comparado con las Leyes de la Iglesia que son infinitamente más prohibitivas y exigentes, pues la Iglesia prohíbe y condena toda relación sexual con cualquier menor tenga la edad que tenga, consentida o no, fuera de los cauces legales establecidos por Dios y por los hombres, en la regulación del matrimonio canónico. El abuso sexual es un delito aberrante ante las leyes de los hombres, PERO ANTE DIOS LO ES MUCHO MÁS: "Pero al que haga tropezar a uno de estos pequenitos que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar." (Mt 18,6).

El Obispo no ha dicho que "los abusos ocurran porque los menores los consientan", como dicen los titulares, eso es pura aberración, mentira y embuste. El Obispo ha dicho que el abuso de menores y la homosexualidad son comparables en cuanto vicios, desviaciones, de la conducta sexual natural. Y a pregunta de la entrevistadora que le dijo que la homosexualidad es consentida y los abusos no. El Obispo, dando por hecho que es así, y que los abusos son los que son, meros y repugnantes abusos, le contestó que, sin embargo, hay ocasiones en que los propios menores incitan a los adultos; y por eso dio el ejemplo de jóvenes desde 13 años, edad reconocida legal para el consentimiento sexual. Es muy diferente. Está hablando de casos excepcionales y como un comentario secundario. En la prensa atea, masona, marxista y anticlerical, es decir el 90% de la prensa, HAN CAMBIADO EL DISCURSO Y CALUMNIADO AL OBISPO. El promotor de esta calumnia ha sido el diario "LA OPINIÓN DE TENERIFE". Ellos fueron los que enviaron el embuste cocinado y preparado a su red de prensa alienada e izquierdista. Si lo examinas, verás que cortaron abruptamente el discurso del Obispo justo donde les interesó, impidiendo que conociéramos las explicaciones subsiguientes del Obispo.

EL SR. OBISPO DE TENERIFE ES UN PERFECTO APÓSTOL DE JESUCRISTO. Él no ha dicho nada contra la Verdad, contemplada en las Escrituras y en la Doctrina milenaria de la Iglesia, respecto de la homosexualidad. Él tiene que ser consecuente con su Ministerio. Él ha dicho sencillamente la Verdad que muchos otros Obispos, cobardemente no dicen, a pesar de que es su deber. Él ha dicho la Verdad que esta sociedad pervertida ya no quiere escuchar y que chirría en sus oídos como una insoportable acusación sin acusar, y juicio sin juzgar, porque se conoce y no se reconoce culpable de lo que el Obispo dice y denuncia con razón.

El origen del "escándalo" no es más que el tabú social de no querer reconocer esa realidad. Desde las propias instituciones y en las escuelas se viene promoviendo en los jovencitos desde la más temprana edad la libre sexualidad, poniéndoles vídeos y dándoles guías sexuales a fin de que aprendan más rápido, y hasta ofreciéndoles gratis los preservativos para que lo prueben. Es bien sabido que el sexo lleva a más sexo como la droga lleva a más drogas; no se extrañen si luego esos mismos jovencitos buscan probar cosas mayores. Es mucha la hipocresía y mentira social que hay, no se tapen los ojos para no ver. Condenan las consecuencias de aquello que ellos mismos han promovido y aceptado como bueno, cuando era malo. Han obsesionado a los jóvenes con el sexo y luego se lamentan de que pasen estas cosas. Están recogiendo lo que han sembrado y luego laméntense sí y échenle la culpa al que denuncia el fracaso y engaño de la política sexual prematura. ¡Ustedes los políticos son los responsables, que por obtener un puñado de votos de los sectores progresistas de la sociedad, esos a los que tanto temen, dueños de los medios de comunicación, venden las almas de estos niños al pecado enviándolos al abismo de la fornicación sin control!. Escandalícense sí, HIPÓCRITAS, que Dios los ve y los conoce a cada uno, ya les llegará su hora.

Es verdad que últimamente han salido muchos casos en que sacerdotes han aparecido involucrados en casos de pederastia, y es que la Iglesia como la sociedad, emite leyes, pero cada individuo en su propia libertad las cumple o desobedece; nadie tiene acceso a la voluntad del individuo para controlarla. Por eso se establecen medidas punitivas tanto en la sociedad como dentro de la Iglesia. Y por encima de todo eso está Dios, cuyo Juicio es totalmente eficaz e infalible. La Iglesia siente repugnancia por la pederastia, pero no puede meterse en la mente de cada uno de sus miembros para sujetarlo como se ata un caballo para que no camine solo; si así fuera sería una comunidad de esclavos; pero es una comunidad de hombres libres, y eso significa deber de hacer el bien, pero posibilidad de error. Aunque la gran mayoría de los miembros de la Iglesia hacen el bien, hay un sector de ellos que han caído en pecado. ¿Y la Iglesia que puede hacer?. Orar por ellos, aconsejarlos y enmendarlos, tomando medidas disciplinarias, en la medida de lo posible. Sin perjuicio de lo que las leyes humanas decidan respecto de esas personas que hacen esas repugnancias bajo la influencia del Mal.

Además, en España la LIBERTAD DE EXPRESIÓN es un derecho constitucional de primer nivel, superior a muchos otros, y en él se fundamenta la democracia. Libertad de expresión es derecho a decir lo que se piensa aunque no guste a los demás. Si no respetamos ese derecho se están poniendo los cimientos de una dictadura del pensamiento que ahora mismo están lidereando los intereses homosexuales y ateos. Desde el momento en que uno no puede decir lo que piensa, empieza el fin de la democracia, empieza el fin de la libertad, y está comenzando una dictadura, una imposición, una prohibición del pensamiento. Es lícito hablar contra la homosexualidad, lo ampara el derecho constitucional de la LIBERTAD DE EXPRESIÓN, siempre que se respete y se hable con propiedad.

NO CAIGAN VÍCTIMAS DE LA MANIPULACIÓN Y DE LA MENTIRA.